Por Gerónimo Rosete Pozos

Algunas voces han lamentado la falta de apoyos de la Secretaría de Turismo de Veracruz para las fiestas de La Candelaria en Tlacotalpan, específicamente el presidente municipal de la Perla del Papaloapan, Homero Gamboa, quien señaló que hubo un decremento de 30 mil turistas en éste año. El también declaró que el faltante es de 5 millones de pesos y la razón que da la SECTUR es que la Secretaría de Finanzas no contaba con el suficiente presupuesto.

Por otro lado hay que considerar que la economía de muchas familias veracruzanas también ha sido afectada severamente por la crisis que vive el estado y por eso las calles de Tlacotalpan se han visto casi vacías al igual que restaurantes y bares que, en otros años, lucían a reventar y en el ramo hotelero la situación es igual. Una mala combinación de factores económicos que no darán la derrama esperada para el municipio cuenqueño y para los particulares que ven en la fiesta de la Candelaria una gran oportunidad de generar ingresos con la venta de comida, bebida y la oferta de diversos servicios.

Por experiencia propia, a un servidor le tocó hacer cobertura del citado evento durante muchos años, lo que sobraba era gente, basura, borrachos intentando montar toros, casas de campaña y miados sobre patrimonio de la humanidad, expresiones diversas que nada tienen que ver con la principal tradición. Y es que, gracias a las campañitas de la SECTUR y sus genios del turismo, la gente prefería ir a chupar, al bailongo con banda o estrellas de la música comercial, al desmadre jarochón que para ellos es lo que nos identifica; prostituyendo tradiciones, igual que en Cumbre Tajín, Carnaval de Veracruz y donde han podido.

Yo puedo asegurarles que un amplio sector del son, del zapateado, de verdaderos Tlacotalpeños, de familias que veneran a la Virgen de la Candelaria, de versadores y escritores, de la gente que vive con arraigo su tradición, están agradecidos con que la SECTUR no haya metido la mano, no haya comprometido la fiesta con millones. Estoy seguro que muchas y muchos tlacotalpeños están felices porque éste año no se manchó la fiesta con visitas oficiales, con suburbans blancas llenas de polis disfrazados de jarochitos con sus guayaberas color blanco, con espacios VIP para las esposas y los hijos de funcionarios, con ese ambiente se servilismo porque “hoy viene el jefe” y entonces, como ha sido en éste sexenio, toda la maquinaria de logística sitiando Tlacotalpan.

Y qué, la SECTUR no apoyó, y qué.

La fiesta es del pueblo, si no fue Harry, si no fue el Gobernador, si no aterrizó el helicóptero, si no llegaron los guaruras y sus custodiados, la verdadera tradición sigue y nunca dependió de los muchos o pocos millones que le inyectaran. El verdadero fandango se hace en las calles y plazas de Tlacotalpan, con lo que siempre ha sido necesario y no mas, con el pueblo (soneros, soneras, bailadores, bailadoras, chicos y grandes) y su orgullo a prueba de gobiernos. Los que quieran y puedan le cantarán las mañanitas a su Candelaria cada año, y así se mantendrán en un encuentro, añejo pero vigente, todos los grupos de son tradicional, de fusión, la sociedad, las nuevas generaciones; ahí radica su identidad y no en los logotipos y slogans. Esperamos, por el bien de las tradiciones y la idiosincrasia que hay en las diversas regiones de Veracruz que nunca mas la SECTUR meta mano en festivales, fiestas patronales, eventos culturales; que todo eso siga en menos de quienes mejor lo hacen y no en manos de quienes, por su ignorancia y mediocridad, ven a la cultura jarocha como producto de estante de OXXO.

Falta el carnaval de Veracruz, falta Cumbre Tajín 2016, de donde les tengo más anécdotas que en su momento les compartiré. Escriba a mrossete@nullyahoo.com.mx formatosiete@nullgmail.com www.formato7.com/columnistas