Quiero pensar que mis imágenes se
quedan impregnadas de un poquito
del alma del músico; intento que mis
imágenes suenen y, por extensión,
que mis retratos respiren, murmuren,
giman, hablen, mediten…
A veces espero mucho tiempo hasta
tener esa cara que quiero, esa cara que
refleja el estado anímico de la música,
de lo que fluye entre el músico y sus
compañeros, entre éstos y el público.
Roberto Domínguez

Breve, casi escueto pero sustancioso y sobre todo muy honesto es el currículum que el fotógrafo español Roberto Domínguez presenta en el blog Zona de jazz:

Roberto Domínguez (foto tomada de su página de Facebook)
Roberto Domínguez (foto tomada de su página de Facebook)

«Mi experiencia se puede resumir en pocas palabras: corta e irregular. Sé que esto no dice mucho a mi favor, pero es lo que hay. Si empiezo por el principio he de decir que el que inoculó la fotografía en mis venas fue mi hermano mayor, aunque no sé si lo sabrá. De ahí pasé por un curso en la madrileña escuela Man Ray, donde aprendí fotografía analógica que, si bien no pude aprovechar completamente al pasarme al muy poco tiempo al digital, sí dejó el poso de la técnica.

«Y después y después… después vino el silencio fotográfico. Años y años de no hacer apenas fotografías. No me preguntéis el motivo porque yo no lo sé.

«No fue hasta mi traslado a Barcelona cuando poco a poco empecé de cero, con nula experiencia en fotografía de conciertos. A base de ‹robar› fotos en conciertos sin estar acreditado y con un equipo muy básico (pido perdón a mis colegas por haberlo hecho; era la única manera de hacerme con un porfolio), de fijarme en cómo se movían los fotógrafos habituales, de preguntar a unos y a otros, fui poco a poco posicionándome hasta llegar aquí.

«El hecho de iniciar hace poco más de dos años el blog fue el empujón que necesitaba para involucrarme en serio en la fotografía jazzística.

«Podría escribir otro currículum, pero éste es el que es.»

Tomatito, Constelación Familiar 11, Roberto Domínguez
Tomatito, Constelación Familiar 11, Roberto Domínguez

Todo fotógrafo tiene frente a sí el universo entero y debe elegir el fragmento que quepa en un pequeño rectángulo. Cuando el que está tras la lente es un artista, la elección la hace menos para condenar a un momento a cadena perpetua que para contar una historia. Si ponemos a 10 fotógrafos juntos en una misma locación, los resultados serán otras tantas narrativas tan diferentes que pueden, incluso, llegar a contradecirse. El mismo lugar puede ser tan bello o tan desagradable como el fotógrafo decida presentárnoslo.

Algo similar pasa con el retrato, el ojo educado de un artista es capaz de mostrarnos mucho más que un rostro o un cuerpo, puede transmitirnos su respiración, sus pulsaciones, su sudoración, la emoción del instante capturado; es el caso de los conciertos que narra Roberto Domínguez.

Tomatito. Constelación familiar, una de las historias de su blog Fotografiando el jazz, es la música de la cámara fotográfica, un solo de lente cuya tensión dramática inicia con La destrucción, poema extraído de Las Flores del Mal, de Baudelaire, que eligió como epígrafe.

Tomatito, Constelación Familiar 7, Roberto Domínguez
Tomatito, Constelación Familiar 7, Roberto Domínguez

El demonio se agita a mi lado sin cesar;
flota a mi alrededor cual aire impalpable;
lo respiro, siento como quema mi pulmón
y lo llena de un deseo eterno y culpable.
A veces toma, conocedor de mi amor al arte,
la forma de la más seductora mujer,
y bajo especiales pretextos hipócritas
acostumbra mi gusto a nefandos placeres.
Así me conduce, lejos de la mirada de Dios,
jadeante y destrozado de fatiga, al centro
de las llanuras del hastío, profundas y desiertas,
y lanza a mis ojos, llenos de confusión,
sucias vestiduras, heridas abiertas,
¡y el aderezo sangriento de la destrucción!

Al impacto de los versos sucede el de una serie de imágenes en las se escucha, con nitidez, la vitalidad del flamenco, la energía de las cuerdas, las palmas, los tacones, el lamento del cante, la firme vibración del tablao.

Tomatito, Constelación Familiar 12, Roberto Domínguez
Tomatito, Constelación Familiar 12, Roberto Domínguez

La fuerza expresiva inquieta las pupilas, las provoca, las despoja de su actitud contemplativa para obligarlas a crear más que a recrear.

Y en mitad de la vorágine aparece un remanso que, más que de paz, parece de desolación, una imagen de negrura casi absoluta que solamente cede un mínimo lugar a la figura solitaria del guitarrista cuando, abandonado en el escenario, interpreta el solo más solo de su vida en medio de la nada.

Después vuelven las palmas, las percusiones y las cuerdas a conducirnos por todos los rincones del concierto hasta que llegamos a la imagen final, la de una Paloma brava y desafiante observada por el sol.

Enfrentar las fotografías de Roberto Domínguez es, como en los conciertos de jazz, internarse en los imprevisibles caminos de la invención instantánea, abandonarse a la fuerza de la creación.

  • Las fotos de la serie Tomatito-Constelación familiar fueron capturadas durante la presentación que hizo el grupo del guitarrista flamenco el 17 de octubre de este año, en el Teatre Kursaal de Manresa dentro de la 18a Fira (feria, en catalán) Mediterrània de Manresa.
    El grupo estuvo integrado por:
    Tomatito: guitarra
    José Israel Fernández, Tomatito hijo: guitarra
    El Cristi: guitarra
    El Moy: percusión
    María Ángeles Fernández: voz
    Paloma Fantova: voz, baile

Ver también: Esther Cidoncha, la lente tras el jazz

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