La semana pasada, tres congresos locales, los de Chihuahua, Veracruz y Sinaloa, aprobaron reformas a sus códigos electorales que, en uno de sus principales y más polémicos apartados, buscaron contener, obstaculizar o mediatizar la participación de los candidatos independientes, en previsión de los próximos comicios locales en que se elegirán gobernadores y diputados locales.

El lunes 29 de junio en Chihuahua, el martes 30 en Veracruz y el miércoles 1 de julio en Sinaloa, las aplanadoras partidistas encabezadas por el Partido Revolucionario Institucional (con excepción del Partido Acción Nacional, cuyos diputados se plantaron en rebeldía) aprobaron modificaciones importantes en sus códigos electorales, y el denominador común fue que la creación de un nuevo partido político local constituye un trámite mucho más sencillo que arrojarse al ruedo como candidato apartidista.

En las tres codificaciones electorales, en efecto, se ha abierto un camino difícil, lleno de obstáculos, para quienes pretendan la gubernatura y otros puestos locales de elección popular, como diputaciones y alcaldías, sin el aval de un partido político.

Los triunfos de Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, que obtuvo la gubernatura de Nuevo León, y de otros candidatos ciudadanos como Manuel Clouthier Carrillo, electo diputado federal independiente por Sinaloa, y Pedro Kumamoto, diputado local por Jalisco, pusieron en alerta a los partidos políticos que buscan contener a como dé lugar el avance de opciones diferentes a las oscuras negociaciones y al control severo que significa una postulación bajo sus siglas.

Lo curioso es que a esta andanada se han unido, en casos como Chihuahua y Sinaloa, el Partido de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano, además del PRI y sus consabidas rémoras, Partido Verde (PVEM) y Nueva Alianza (Panal). En el caso de Veracruz, a excepción del PAN, cuyos diputados locales abandonaron el recinto antes de la votación, junto con el diputado del PT, Fidel Robles Guadarrama, los diputados de los demás partidos avalaron la reforma, con la salvedad del diputado Ricardo Ahued Bardahuil, quien se abstuvo.

Parece claro que buscan atajar que militantes suyos, despreciados por decisiones cupulares para abanderarlos, opten por arrastrar a sus seguidores mediante candidaturas independientes y, por ello, han impuesto diversos candados.

El caso más grave se da en Chihuahua, donde el nuevo código impide (si no hay éxito en la controversia constitucional que ha anunciado el PAN) que quien en los tres años previos a la elección haya estado afiliado a algún partido político, se pueda registrar por la libre.

En el caso de Veracruz, los artículos 278 y 281 del código electoral duartista establecen que no podrá optar por una candidatura independiente quien sea presidentes del comité nacional, estatal o municipal, dirigente, militante, afiliado o su equivalente, de un partido político; tampoco, los ciudadanos que hayan participado en un proceso interno para la postulación de una candidatura a cargo de elección popular de un partido político o coalición en el mismo proceso electoral.

Con ello se cerrarían las puertas a personajes como Héctor y José Francisco Yunes, del PRI, o Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN, si una vez realizados los procesos de selección interna de candidatos en sus partidos no obtienen la nominación. Extrañamente, el actual diputado local Ricardo Ahued Bardahuil, quien ha llegado a cargos de elección popular (alcalde xalapeño y diputado federal) bajo las siglas del PRI sin ser militante o su equivalente.

Llama la atención, por otra parte, la abierta precampaña que realiza el diputado Renato Tronco Gómez para colocarse el próximo año como posible candidato apartidista. Hay que recordar que Tronco llegó al Congreso bajo las siglas del Partido Verde (PVEM) aunque se publicita como diputado independiente tras haber roto con su original bancada, y quien recorre todo el estado repartiendo dinero y frases célebres, como que Veracruz necesita un próximo gobernador “que tenga yemitas”, como si el acto de gobernar a un estado complejo y en serias dificultades financieras y de desarrollo dependiera de huevos y no de cerebro.

Ponen vara alta a candidatos independientes

Pero el pasado político de los aspirantes no es la única aduana. En el caso de Sinaloa, un candidato independiente que busque la gubernatura tendrá menos oportunidades que las que le otorga la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (de por sí restringidas) para recabar las firmas que le permitan ser considerado en la boleta electoral.

Aunque se establece que el número de firmas de respaldo será equivalente al 2 por ciento del listado nominal, como ocurre en la legislación federal, en Sinaloa alguien que busque la candidatura independiente al Gobierno solo contará con 40 días para lograr la hazaña, cuando a un aspirante a Senador la ley federal le otorga 90 días.

Para colmo, la misma legislación establece que para constituir un nuevo partido político se requiere ocho veces menos que para ser candidato independiente. Por añadidura, el 2 por ciento que se le exige debe provenir de al menos el 50 por ciento de los municipios sinaloenses, en cada uno de los cuales deberá demostrar que cuenta con el 1 por ciento de la lista nominal municipal. Algo similar ocurre con quienes quieran jugar por las alcaldías como independientes: además de contar con el respaldo de al menos el 2 por ciento de los electores inscritos, dicha lista debe ser integrada por electores de por lo menos la mitad de las secciones de su municipio.

En el caso de Veracruz, las cosas no son precisamente miel sobre hojuelas. En principio, para lograr el respaldo ciudadano, los aspirantes a candidatos ciudadanos no podrán usar radio o televisión, por lo que deben recabar las firmas exigidas en reuniones públicas, asambleas, marchas “y demás”.

Lo más grave lo representa el porcentaje de ciudadanos registrados en la lista nominal (con cierre al 31 de agosto de este año, para el caso de la elección del 2016) que deben obtener para que el instituto electoral local apruebe su registro.

En efecto, mientras que a nivel federal los aspirantes a ser senadores o diputados por la vía independiente deben reunir firmas que representen 2 por ciento del electorado en la entidad o el distrito por el que desean contender y, en el caso de buscar la Presidencia de la República, el 1 por ciento nacional, en Veracruz las cosas se complican.

El nuevo código electoral veracruzano establece que quienes aspiren a ser candidatos independientes a la gubernatura deben reunir el respaldo del 3 por ciento de los ciudadanos registrados en la lista nominal (más de 170 mil firmas), y no solo eso, además deben comprobar que cuentan con el respaldo de al menos el 2 por ciento en cada uno de los 30 distritos electorales locales. Para lograrlo, solo contarán con 60 días, cuando la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales otorga 90 días para el caso de elecciones federales.

En contrapartida, para constituir una Asociación Política Estatal (paso previo para solicitar el registro como partido), el nuevo Código Electoral de Veracruz solo pide como mínimo 1,050 afiliados en el estado, en tanto que para registrar a un partido político estatal solo se exige como mínimo el 1 por ciento de los electores por distrito y el 1 por ciento por municipio.

Héctor Yunes, de acuerdo

Con un apoyo abierto del gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien le ha guiñado el ojo para que socave su alianza con el senador José Yunes Zorrilla, el senador choleño Héctor Yunes Landa ya manifestó su respaldo a la nueva legislación electoral, pese a que materializa legalmente una minigubernatura para los comicios de 2016.

En Coatzacoalcos dio su aval al Código Electoral, particularmente en lo que se refiere a las reglas del juego para las candidaturas independientes, que no se crean “para los prófugos de los partidos”, inconformes por no haber obtenido la candidatura. Respaldó el requisito del porcentaje que deben reunir quienes quieran lanzarse por la libre, para evitar que cualquiera se crea con posibilidades de contender, pues ello “le haría perder seriedad a la política y ya bastante lastimada está para que todavía le demos un rasponcito adicional, ésa es mi opinión”.

Sin embargo, reconoció que si en la elección gubernamental anterior hubiera existido la figura de las candidaturas ciudadanas, habría recurrido a ella ante la negativa del PRI de abanderarlo y habría ganado la elección.

La contradicción del senador es que si en la elección anterior se hubieran aplicado las reglas recién aprobadas, no habría tenido posibilidad de lanzarse porque había sido dirigente estatal priista, era dirigente y militante de un partido político y había contendido por la candidatura. ¿Por qué para su caso sí hubieran sido formidables las candidaturas independientes para tránsfugas políticos y ahora no?

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