Nueva OrleansEn su texto El Jazz, Eduardo Galeano subraya una paradoja: “De los esclavos proviene la más libre de las músicas”. Un siglo después de su nacimiento, además de la más libre, es la más universal. El jazz acompañó a las luchas libertarias del siglo XX, fue parte importante en muchos movimientos artísticos, y saltó las fronteras raciales, sociales y geográficas. La maleabilidad y la capacidad, no sólo de adaptación, sino de integración son parte de su naturaleza. Esta vocación libertaria e incluyente lo convirtió en el soundtrack de la historia del siglo XX y en el idioma universal de nuestro tiempo, por ello, en noviembre de 2011 la Conferencia General de la Unesco proclamó el 30 de abril como Día Internacional del Jazz. De entre los varios puntos de la exposición de motivos para tal declaración, destaco los siguientes:

  • El jazz rompe barreras y crea oportunidades para la comprensión mutua y la tolerancia
  • El jazz simboliza la unidad y la paz
  • El jazz reduce las tensiones entre los individuos, los grupos y las comunidades
  • El jazz promueve la innovación artística, la improvisación y la integración de músicas tradicionales en las formas musicales modernas
  • El jazz estimula el diálogo intercultural y facilita la integración de jóvenes marginados.

Esa capacidad mimética e integradora lo ha convertido un nutriente de la música actual. Óscar Stagnaro, en la conversación que sostuvimos en junio, me dijo que este es un proceso necesario:
-Para lograr que la música evolucione se tiene que mezclar con el jazz, ese es el concepto, porque si no parte de ahí, nunca va a evolucionar, siempre va a ser música tradicional. Digamos que mantiene la parte tradicional, pero es más contemporánea. Es como el tango de Piazzolla, ese es el claro ejemplo de cómo se puede desarrollar la música; no pierde el corazón del tango, pero tiene otra identidad.

Son de Madera
Son de Madera

-Mira, por ejemplo, el jazz europeo no tiene nada que ver con el jazz de los Estados Unidos, solamente mantiene la libertad a la hora de tocar, ese es el concepto del jazz. A la hora que improvisan te das cuenta de la magnitud de ese lenguaje, ves que han estudiado todo eso, pero lo tocan muy diferente.
La música de nuestro estado se alimenta, cada vez más, de elementos provenientes del son jarocho y del jazz. En los años ochenta Guillermo Cuevas, entonces director de Orbis Tertius, invitó a los integrantes de grupo Tlen Huicani para, juntos, explorar las posibilidades de ambos estilos musicales en busca de la construcción de lenguajes novedosos y propios. En la siguiente década, ya bajo la dirección de Lucio Sánchez, el maestro Alberto de la Rosa fue invitado a la grabación de un disco en el que tal búsqueda seguía presente. Después el grupo Enlace, dirigido por Ángel Luis Guerrero, hizo sus propias exploraciones interpretando temas del repertorio tradicional veracruzano, en arreglos con el sonido del funk.

Ensamble Marinero de Laura Rebolloso
Ensamble Marinero de Laura Rebolloso

Más recientemente grupos de son jarocho como Son de Madera y los proyectos personales de Ramón Gutiérrez, han continuado con esta tendencia y cada vez es más frecuente que surjan nuevos grupos que alimentan su producción con elementos de ambas vertientes, como Sonex, Zarambeque, Los Macuiles, el Ensamble Marinero de Laura Rebolloso y varios más.
Pero esto no sucede con el son huasteco.

Orbis Tertius (Fotografía: Carlos Lestrade)
Orbis Tertius (Fotografía: Carlos Lestrade)

En mayo platiqué con José Miguel Flores, actual director de Orbis Tertius y me comentó:
-Tenemos planes de trabajar con Tlayoltiyane, el trío huasteco de la Universidad Veracruzana. Yo admiro la música huasteca, me llena; la oigo y siento mucha emoción, porque está bien hecha.
-Hace poco fuimos a Monterrey a tocar y también fueron ellos; platicamos y les gustó la idea de hacer una fusión de Orbis con Tlayoltiyane. Todavía no sabemos qué va a pasar, pero me parece que va a ser algo interesante. Ya nos pusimos de acuerdo en que queremos tocar juntos algunas piezas tradicionales del son huasteco y, a lo mejor, alguna pieza de jazz especialmente compuesta para tocarla con ellos, de acuerdo a sus instrumentos, y hacer algunos arreglos. A ver qué pasa, porque dos de ellos no leen música. La música huasteca es de tradición oral, no hay partituras, es una música que se aprende escuchándola; será muy interesante.

Trío Tlaloltiyane
Trío Tlaloltiyane

El proceso se ha realizado y hoy, miércoles 10 de septiembre, se presentará en la Sala Chica del Teatro del Estado en un concierto denominado Con Corazón Huasteco en el que, además de los dos grupos musicales, participarán dos parejas de bailarines del Ballet Folclórico de la Universidad Veracruzana.
Los arreglos han sido hechos conjuntamente por los integrantes de ambas agrupaciones y los bailarines se han integrado sin una dirección específica, sin coreografías preconcebidas, sino con el mismo espíritu colectivo y espontáneo con que se ha hecho todo el espectáculo.7 Décadas_Logo
La presentación se hará en el marco del festival 7 Décadas de Luz.

La nómina de los participantes está integrada por:

Orbis Tertius:

  • Miguel Flores, piano y dirección
  • Arodi Martínez, saxofón
  • Óscar Terán, contrabajo
  • Rolando Alarcón, batería
  • Javier Cabrera, percusiones

Tlayoltiyane:

  • Antonio Hernández Meza, jarana y dirección
  • Marco Antonio Hernández Hernández, huapanguera
  • Jorge Alberto Hernández Hernández, violín

Bailarines del Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana:

  • Gabriela Gallegos Arcos
  • Xóchitl Gamboa Campos
  • Jesús Edgar Cruz Jardines
  • Rodolfo Ruíz Estrada
Orbis Tertius y Trío Tlaloltiyane
Orbis Tertius y Trío Tlaloltiyane

La entrada será libre, pero los boletos ya se han agotado. Disfrútenlo quienes alcanzaron lugar.

 



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